Sandra Murga

Sandra tiene 38 años y muchas ganas de comerse el mundo. Desde pequeña destacaron en ella la alegría, la sensibilidad y el sentimiento de sentirse distinta.

Es la pequeña de dos hermanos y a su madre le diagnosticaron esclerosis múltiple cuando tenía 6 añitos. Le tocó madurar rápido, ser fuerte y apoyar a la familia.

Es maestra, psicopedagoga, coach nutricional, coach para los procesos de cambio y dirige una residencia de personas con discapacidad intelectual. Siempre tuvo claro que su misión era ayudar a otras personas.

Hace unos años la vida no se lo puso nada fácil. La vida decidió que tenía que aprender una serie de lecciones y se las hizo aprender de un modo atroz: sufriendo fibromialgia, migrañas, síndrome de hipersensibilidad central e histaminosis crónica. Por el camino perdió amigos, aficiones, trabajo, pareja y la ilusión.

Tocó fondo, se le quitaron las ganas de todo, hasta de vivir, pero eso fue el empujón que necesitaba para comenzar su camino de recuperación, para hacerse más fuerte. Se puso al servicio de la enfermedad y de ella misma y decidió escucharse para conseguir sanar.

Hoy en día, dedica parte de su tiempo a ayudar a otras mujeres a recuperar su poder y su salud a través de un método propio que integra terapia bio-psico-social, porque no quiere que nadie se sienta tan perdida como se sintió ella.

Trabaja con personas con fibromialgia para recuperen su salud, su vida y su alegría, dotándoles de herramientas para el dolor y enseñándoles a encontrar las causas de su enfermedad, para poder frenarlas